Informe de ponencia para primer debate al proyecto de ley 264 de 2013 senado - 18 de Junio de 2013 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451049426

Informe de ponencia para primer debate al proyecto de ley 264 de 2013 senado

INFORME DE PONENCIA PARA PRIMER DEBATE AL PROYECTO DE LEY 264 DE 2013 SENADO. por medio de la cual se declara ¿la panela como bebida nacional, símbolo de nutrición, salud y patrimonio gastronómico y cultural de la nación.

Honorable Senadora

MYRIAM ALICIA PAREDES AGUIRRE

Presidente Comisión Segunda

Senado de la República

Ciudad

Respetada Presidente:

De conformidad con la designación que nos hiciera la Mesa Directiva de la Comisión Segunda Constitucional Permanente del Senado, presentamos la ponencia para primer debate del Proyecto de ley número 264 de 2013 por medio de la cual se declara ¿la panela como bebida nacional, símbolo de nutrición, salud y patrimonio gastronómico y cultural de la nación, publicado en la Gaceta del Congreso número 376 de 2013.

ANTECEDENTES DEL PROYECTO

El Proyecto de ley en mención fue radicado el día 29 de mayo de 2013 en la Secretaría del Senado de la República, para su respectivo trámite legislativo y ha sido puesto en consideración de la Comisión Segunda del Senado para su análisis pertinente.

OBJETIVO

Este Proyecto de ley tiene como objetivo principal la declaratoria de la panela como bebida nacional, símbolo de nutrición, salud y patrimonio gastronómico y cultural de la nación y establecer la adopción de medidas para la protección, mejoramiento, promoción y desarrollo de este producto y sus derivados, debido a su importancia no solo en el sector económico del país generando 287.506 empleos beneficiando aproximadamente a 350.000 familias, sino que hace parte de la canasta familiar de gran parte de los hogares colombianos convirtiéndose en un alimento tradicional y con importantes beneficios alimenticios sumado al bajo costo del producto alcanzable a los estratos bajo y medio que representan la mayoría de la colectividad colombiana.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

El subsector panelero es uno de los más importantes de Colombia, debido a la generación de aproximadamente 287.506 empleos, con una cobertura aproximadamente en 26 departamentos y 511 municipios del país y las 350.000 familias que dependen de esta actividad, sumado a que su agroindustria contribuye con el 4.1% del valor de la producción agrícola sin incluir el café y con el 1.9% de la actividad agropecuaria nacional.

De igual manera participa con el 11.8% del área destinada a cultivos permanentes y con el 6.5% del área total cultivada en Colombia, lo que la ubica en el quinto lugar entre los cultivos del país, solamente superado por el café, maíz, arroz y plátano. Es un producto eminentemente de producción artesanal, el cual se produce en todo el país durante todo el año.

Para el año 2009 se registraron ante el Invima cerca de 70.000 unidades agrícolas que cultivan la caña panelera y 17.883 trapiches en los que se elabora panela y miel de caña, partiendo desde un esquema de economía campesina en unidades de pequeña escala con alto uso de mano de obra familiar. Se estima que la agroindustria panelera a lo largo de la cadena productiva genera anualmente más de 45 millones de jornales y se vincula a esta actividad alrededor de 350.000 familias, es decir el 12% de la población rural económicamente activa, aportando el 11.6% de los empleos directos e indirectos generados por cultivo de la caña panelera conviniéndose en el segundo generador de empleo después del café.

En la medida en que es un edulcorante de bajo costo con importante aporte de minerales y trazas de vitaminas, se presenta un alto consumo principalmente en los estratos 0, 1, 2, 3, 4. El consumo de panela representa el 2.18% del gasto en alimentos de los colombianos y en algunos departamentos alcanza el 9% del gasto en alimentos de los sectores de bajos ingresos. A nivel mundial los Colombianos son los mayores consumidores de panela con más de 37 kg /hab. En esta perspectiva, la producción de panela es considerada la segunda agroindustria rural después del café, gracias al número de establecimientos productivos, el área sembrada y la mano de obra que vincula el 83% de la población rural.

Miles de familias campesinas, con un laborioso proceso completamente natural, han convertido el jugo de la caña en este producto alimenticio, de reconocidas cualidades energéticas y nutricionales,

Reconociendo la importancia social, cultural y económica que el subsector panelero representa para nuestro país, y con el objeto de impulsarlo, partiendo de que actualmente ha venido perdiendo importancia y reportado pérdidas sumado a la reducción gradual de su consumo por habitante debido a que históricamente el consumo de la panela se presenta dentro de un mercado natural, sin el impulso de estrategias y actividades que impacten su comercialización en sus diferentes presentaciones, más aún, con la aparición de otros productos sustitutos directos en la categoría de endulzantes como el azúcar y los edulcorantes sintéticos, así como en la categoría bebidas por las gaseosas y los refrescos artificiales de bajo valor nutritivo, los cuales cuentan con un fuerte apoyo en su proceso de comercialización.

No podemos permitir el deterioro de este importante producto, razón por la cual lo que se pretende es el mejoramiento de las condiciones para la producción y comercialización de la panela, además el propósito de dar impulso a esta iniciativa legislativa es con el fin de que tanto las familias campesinas propietarias de pequeños trapiches, como las medianas y grandes empresas dedicadas a su producción se beneficien y se les reconozcan la loable labor que ha llevado a Colombia a ser uno de los países pioneros de la producción y exportación de la ¿Panela¿.

RESEÑA HISTÓRICA

La calidez y el dulce sabor de la panela han acompañado a los colombianos por generaciones. Desde la época de la conquista, con la caña de azúcar llegaron también los trapiches y la molienda a extensas regiones de nuestro País.

Según el Historiador Ramiro Blanco Suárez ¿Escribir sobre la caña implica interesante y grato traslado al tiempo pasado y a la rural campiña donde ha desempeñado preferencial oficio al servicio de la humanidad, desde primitivos tiempos en los que cumplió misión de dar dulce a la raquítica dieta de los indígenas, hasta la modernidad ostentosa de los preferidos en cuya mesa no puede faltar el testimonio de su edulcorar presencia¿.

Del origen de la caña hay versiones diferentes, explicadas en diversos tratados de quienes estudian las gramíneas a que pertenece y más concretamente a la familia de las plantas monocotiledóneas que tiene tallos huecos divididos por nudos y flores de espiga, se le califica a la caña como una riqueza de las Antillas.

La Geografía Económica de Colombia en su edición de 1947 tomo VII consideran la caña originaria de la India, o de la Conchinchina, o de Mesopotamia, y algunos afirman que viene del archipiélago Polinesio. Historiadores sostienen que Alejandro Magno la encontró en la India y que a su regreso la hizo cultivar en Persia, de allí la llevaron los árabes a Egipto, y Siria, en el siglo IX los Moros la introdujeron a España y ya por el siglo XII se cultivó en muchas partes de la costa Mediterránea. De Sicilia paso a las Islas Canarias y Madeira y de ésta última a Brasil, Santo Domingo, México, Martinica, Cuba y Venezuela.

La que se cultivó en Santander fue traída de Venezuela a mediados del siglo XVII, primeramente se cultivó en San Gil y Cúcuta y luego se extendió a todo el Departamento; al principio se denominó caña solera, y después se le denominó cañaduz, caña dulce y caña de azúcar.

En el Valle del Cauca el origen de la caña vino a Colombia de Santo Domingo, y fue don Sebastián de Belalcázar quien la sembró primero en su finca de Jamundí, siguiendo por la ribera izquierda del río Cauca.

En Santander la caña, el trapiche, la miel y la panela han sido, a lo largo de los años, una institución que obviamente involucra a la familia campesina en la alegre y aromada industria que como en un ceremonial religioso imprime carácter y prolonga sin protestas ni dolores una repetición de siembras, cortes y beneficios inacabables los cañaduzales y las ¿empresas¿ de Piedecuesta, Floridablanca, Girón, Rionegro, las provincias de Socorro, San Gil, Vélez, García Rovira, son espacios que endulzaron las comarcas y embriagaron a la clase campesina en un hontanar de situaciones y esperanzas.

De la caña se vive como ella diga y de la caña se hace patria a todo vapor en prolongados días de cultivar la estancia, de accionar la macheta los corteros, de colocarla en las angarillas los alzadores y de aupar las mulas los conductores. Son largas horas de molienda, de batir la miel caliente de descachazarla hasta que dé punto y pase a las gaveras, a tomar forma de panela y prepararse al empaque. Ya se consumió el ramaje de los caracolíes en la hornilla rugiente de los atizadores. Está concluida la molienda y todos se despiden entonados con su ¿arroba¿ hasta el siguiente apronte en que de nuevo prenseros, cañeros, pertrecheros, relimpiadores, puntiadores y paileros deberán estar sincronizados como en la fatiga anterior, en el trapiche...

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