Proyecto de ley 42 de 2013 senado
PROYECTO DE LEY 42 DE 2013 SENADO. por medio de la cual la Nación se asocia a la celebración del bicentenario del municipio de Rionegro en el departamento de Antioquia y se autoriza unas inversiones.
El Congreso de Colombia
DECRETA:
Conmemórese la llegada del municipio de Rionegro, departamento de Antioquia, a sus primeros doscientos años de vida institucional.
De las obras y su financiación. A partir de la sanción de la presente ley y conforme a lo establecido en los artículos 288, 334, 341 y 345 de la Constitución Política, las competencias establecidas en la Ley 715 de 2001 y sus decretos reglamentarios, la Ley 819 de 2002, el Gobierno Nacional podrá incorporar dentro del Presupuesto General de la Nación o impulsar a través del Sistema Nacional de Cofinanciación, las apropiaciones necesarias que permitan terminar, adecuar y dotar las siguientes obras:
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PLAN ESPECIAL DE MANEJO Y PROTECCIÓN (PEMP) DEL CENTRO HISTÓRICO DE RIONEGRO:
REHABILITAR LA CASA DE LA CONVENCIÓN:
$600.000.000
REHABILITAR EL PARQUE PRINCIPAL Y SU ZONA DE INCIDENCIA EN EL CENTRO HISTÓRICO:
$3.900.000.000
ADQUISICIÓN, REHABILITACIÓN DE LA CASA DELA MAESTRANZA Y CREACIÓN A SU INTERIOR DEL MUSEO PATRIÓTICO DEL CORRAL:
$3.500.000.000
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CONSTRUCCIÓN Y DOTACIÓN DEL CENTRO DE MEMORIA Y PATRIMONIO-PARQUE BIBLIOTECA ¿BALDOMERO SANÍN CANO¿:
$11.000.000.000
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OBRA ESCULTÓRICA EN HOMENAJE AL PRÓCER JOSÉ MARÍA CÓRDOVA:
$1.800.000.000
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MODERNIZACIÓN INSTITUCIONAL Y CONSOLIDACIÓN DE LA INFRAESTRUCTURA PARALA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS ESTATALES Y LA REHABILITACIÓN DE BIENES PATRIMONIALES UBICADOS EN EL CENTRO HISTÓRICO DE RIONEGRO:
$25.400.000.000
La presente ley rige a partir de la fecha de su expedición.
Del honorable Senador,
Eugenio Prieto Soto.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
CIUDAD HISTÓRICA
Colombia se ha propuesto trazar la ruta para alcanzar el ideal de los colombianos en asuntos económicos, sociales y políticos en el horizonte del Segundo Centenario de la Batalla de Boyacá, como hecho histórico constituido en punto de partida de la libertad consolidada y la organización de las instituciones democráticas. La mirada del país está puesta en ese trascendental momento y las reflexiones históricas han venido girando en torno a las circunstancias enmarcadas en las declaratorias de independencia de las provincias, con énfasis en la de Cundinamarca del 20 de julio, y la gesta emancipadora, como acumulado de acontecimientos en los que se dio la confrontación del decadente sistema colonial y las incisivas ideas de libertad, igualdad, seguridad y propiedad, inspiradas en la influencia del pensamiento ilustrado francés en los intelectuales criollos.
Aunque Antioquia no fue propiamente escenario de las grandes confrontaciones, fue su virtud la solidaridad con las provincias de la Nueva Granada en las que se dieron las sangrientas batallas de la independencia; y en ese papel de esta tierra montañera, aparece el protagonismo de la muy noble ciudad de Rionegro, la aventajada en los gustos por la libertad, el ejercicio digno de la democracia, la refinación en las costumbres, el progreso fundado en la educación y la ambición en la generación de excedentes económicos a través del comercio y la expansión territorial con su vocación colonizadora en el siglo XIX, suministrando los primeros y más numerosos colonos extendidos por las tierras del sur y el suroeste de la antigua provincia de Antioquia.
Sus valores históricos le han dado el merecimiento de ¿cuna de la libertad¿ en Antioquia, y la trascendencia de sus hombres, el de ¿tierra de los Córdova¿. Razones existen para alcanzar tan altas distinciones, las que no han estado ancladas a un particular momento o ser privilegio de una generación, porque Rionegro ha sabido poner sus naturales dotes y dar fuerza a la construcción histórica, como los grandes insumes en los que ha basado su identidad y le ha apostado a su consolidación como centro en que las ideas democráticas constituyen su espíritu y el liderazgo de sus gentes la constante esperanza de dignificación de la vida y de fomento del progreso.
La conjugación de valores históricos es una constante en la ciudad que tiene sus raíces en aquel período de tránsito de la conquista y la colonia; legendaria como las más antiguas de la geografía antioqueña recibió su nombre del santo del día en que el Capitán Álvaro de Mendoza se aventuró por las montañas orientales del Valle de los Aburraes entusiasmado con el deseo de localizar el codiciado Arví, acontecimiento verificado el 6 de diciembre de 1542; al año siguiente llegaron los primeros mineros, se establecieron en el lugar y construyeron los primeros ranchos. El origen de su poblamiento fue minero; el de su desarrollo, su actividad comercial y sus ambiciones de progreso; y el de su privilegiado lugar en las ideas, las generaciones de hombres que colocaron, piedra a piedra, los cimientos de un pensamiento aferrado a la libertad humana, la fuerza de la razón en el actuar de los hombres y las instituciones y sus particulares inclinaciones por participar en las batallas en las que se defendió un ideal de patria con absoluta decisión por la libertad.
Su itinerario en el camino de su imperecedera gloria lo inició con el motín de los negros esclavos en 1706; en junio de 1781 fue escenario de la gloriosa contestación de la provincia al llamado de solidaridad regional y patriótica con el movimiento comunero iniciado en Mogotes y el Socorro, aquella manifestación tuvo la mayor expresión en la Plaza Mayor cuando los comuneros, acaudillados por Bruno Vidal y los hermanos Manuel y Alonso Jaramillo, en nombre de los vecinos de Rionegro, en especial los de color humilde, presentaron al Gobernador suelta Lorenzana el memorial de los comuneros o las capitulaciones, que terminaron con esta frase: ¿No queremos por jueces más que a los criollos de la tierra, y volvemos de nuevo a decir nos oiga en justicia por Dios, que nos lo guarde muchos años¿. Se mantuvo constante en sus afanes por gobierno y justicia propios a lo largo del siglo XVIII, hasta alcanzar los blasones y símbolos que la elevaron a la categoría de ciudad por decreto del 11 de abril de 1783 del Arzobispo Virrey Don Antonio Caballero y Góngora, que resolvió la traslación de la Ciudad de Arma a la población de San Nicolás de Rionegro, rica esta última en minas, copiosos frutos, saludable temperamento y 9.000 vecinos; el Gobernador, don Francisco Silvestre Sánchez, quien arribó a Rionegro el 25 de agosto de ese año de 1783, el día 13 de septiembre dictó el Auto verificando el traslado, en el mismo le dio el nombre de Ciudad de Santiago de Arma de Rionegro, le asignó patronos del orden religioso y nombró como Alcalde Ordinario a Don Francisco Javier Montoya, el más adulto de los vecinos, año desde el cual organizó su gobierno, servicios estatales e instituciones...
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