Proyecto de ley 105 de 2008 senado - 12 de Agosto de 2008 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451463246

Proyecto de ley 105 de 2008 senado

PROYECTO DE LEY 105 DE 2008 SENADO. por la cual se establecen medidas para la protección, conservación y recuperación ecológica de los ecosistemas forestales naturales y se dictan otras disposiciones

EXPOSICION DE MOTIVOS[1] [19] [2] [20] [3] [21] [4] [22]

¿Los Dioses Viejos le dijeron a un macehual: es menester que tus hijos conozcan nuestro mensaje de vida. Nuestra palabra está escrita en esta mazorca de maíz pinto; has de esforzarte en entenderla y usar de ella. El hombre, contento, tomó la mazorca y echó a correr, pero en su prisa tropezó y la mazorca se desgranó en el suelo.

El macehual, súbitamente lloroso, quiso componerla; pero no logró restaurar el orden original de los granos. Había destruido el mensaje antes de entenderlo. Por eso hoy, los descendientes de ese hombre sabemos muy poco y enfrentamos un destino tan incierto¿. Oscar Sánchez.

1. Consideraciones generales:

¿Qué costo tiene el observar un paisaje? ¿En cuánto puede valorarse el poder respirar aire puro? ¿Tiene precio el que toda la sociedad disponga de agua? ¿Con cuánto dinero puede conservarse estable el clima del planeta? En una sociedad donde todo tiene un valor previamente asignado, hay algunas cosas que todavía no tienen precio y que deben permanecer así y por ello es la importancia de poder conservar los ecosistemas y velar por su íntegra restauración.

Las políticas forestales actuales se basan en la simple reforestación de las zonas afectadas por la actividad humana o por factores naturales sin tener en cuenta que un ecosistema son más que árboles y ríos; el ecosistema es un conjunto compuesto por todas las formas de vida que lo habitan y pertenecen a él formando un perfecto equilibrio natural, y como tal debe ser valorado y tratado. Las políticas de reforestación son importantes, mas no debe olvidarse que ella es solo una parte de lo que la restauración de un ecosistema implica.

Cada ecosistema es único; no hay reglas generales que puedan estructurarse y que tengan validez global en la materia. Por ello, un plan de recuperación de ecosistemas debe responder a unos protocolos especializados que sean dictados en forma especial para el ecosistema afectado. El error de sembrar árboles ¿sombrilla¿ en los cerros de Bogotá sin tener en cuenta las particularidades de la flora y fauna del ecosistema, a modo de ejemplo, es una muestra de lo que significa una mala política ambiental.

El hecho no es sembrar por sembrar o tan solo por poder ver el color verde en nuestros bosques y calles. La tarea que nos proponemos es dar unos parámetros claros que deberán observarse a futuro en la recuperación de los ecosistemas forestales naturales, con el fin de poder garantizar un país con futuro, en donde el medio ambiente sano, derecho constitucional inherente a todos los colombianos, pase de la simple retórica a convertirse en una realidad. No se trata pues de proteger simplemente los páramos, como suele hacerse para garantizar el suministro de agua a las ciudades; se busca aquí proteger los ecosistemas forestales naturales, que están antes que los páramos y cuyo valor ecológico es igualmente importante para garantizar el futuro de nuestra nación.

La conservación ecológica es un camino complejo que no solamente pasa por la prevención de la pérdida de la diversidad biológica, por evitar el deterioro de los paisajes nativos y por evitar la simplificación indebida de las funciones de los ecosistemas que aun permanecen.

Actualmente la conservación tiene una de sus vertientes más urgentes en la restauración de aquellos ecosistemas que, en mayor o menor medida, ya se encuentran alterados y que en Colombia representan un buen porcentaje del territorio nacional.

Una larga historia de modificaciones, frecuentemente severas, de muchos tipos de ecosistemas terrestres, ha acompañado la evolución de Colombia hasta su estado actual, con todas las contradicciones que el crecimiento económico implica, desde las perspectivas ecológica, social y económica.

¿Es imposible aspirar al retorno de un estilo de vida preindustrial o a mantener a un país totalmente aislado de las demandas mundiales de bienes y servicios ambientales. Pero ello no justifica el asumir una actitud pasiva mientras el deterioro de nuestros ecosistemas forestales naturales avanza. Existen formas de reencauzar nuestras actividades de consumo y producción, para orientarlas correctamente respecto del medio natural y garantizar la permanencia y estabilidad, a largo plazo, de los procesos ecológicos y evolutivos que sostienen la vida. Es urgente buscar maneras de asegurar la permanencia de la integridad estructural y funcional de los ecosistemas.

La resistencia de los ecosistemas naturales respecto de los cambios provocados por las distintas actividades humanas, es uno de sus atributos. A su vez, esta resistencia se debe a la elasticidad que poseen. Y la elasticidad de cualquier ecosistema depende de varios factores; por ejemplo, de que su riqueza y composición de especies nativas no se deteriore; de que la estructura física formada por suelo, agua, microorganismos, hongos, plantas y animales se conserve; y de que las funciones derivadas de todo ello se mantengan dentro de un flujo dinámico no interrumpido. Los procesos ecológicos a mediano plazo son la base de los procesos evolutivos a largo plazo; por ello es indispensable mantener la funcionalidad y continuidad de ambos, en todo tipo de ecosistemas.

Muchos ecosistemas ya han sido alterados de modo significativo y que solo será posible continuar disponiendo de los servicios y bienes ambientales que sustentan la civilización, si se logra regresar esos ecosistemas hacia un estado de composición, estructura y función, al menos semejante al que tenían a fines del siglo XIX o al principio del siglo XX.

Para nuestra fortuna, hoy conocemos mucho mejor los factores sociales y económicos que toman parte en los procesos de degradación y de recuperación de ecosistemas. Así, podemos construir relaciones más estables entre el desarrollo humano y la conservación, ya que sabemos que los humanos no somos simples espectadores, sino partes actuantes dentro de los ecosistemas. En tal calidad nos corresponde contribuir al mantenimiento de los ecosistemas.

Probablemente nunca podremos recuperar la condición original de cada uno de los ecosistemas, pero sí podremos devolverle a áreas actualmente inservibles una proporción significativa de su composición, estructura y funciones originales, de suerte que buena parte de su riqueza y productividad se recuperen y que, con ello, los servicios y bienes ambientales que demandamos puedan tenerse disponibles por más tiempo.

Así, la restauración ecológica debe entenderse como una muestra de solidaridad transgeneracional, dirigida hacia la población humana que en el futuro también necesitará recurrir a los ecosistemas naturales para subsistir. Esto queda fuera de cualquier duda¿ [5] [23] .

Como se ha dicho, la salud y el bienestar de la gente dependen de los ecosistemas y de los beneficios que ellos proveen, tales como agua potable. Sin embargo, el impacto de los humanos sobre el medio ambiente ha aumentado en forma considerable y cada día se hace mayor. A raíz de esto, las Naciones Unidas iniciaron un estudio científico muy completo, llamado la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, con el fin de comprender mejor las consecuencias de estos cambios recientes en los ecosistemas, para proponer escenarios para el futuro, y para sugerir acciones que puedan limitar el daño a los ecosistemas. En dicho estudio participaron cerca de 1.400 expertos de 95 países diferentes.

Según dicho estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ¿Todas las personas del mundo dependen por completo de los ecosistemas de la Tierra y de los servicios que estos proporcionan, como los alimentos, el agua, la gestión de las enfermedades, la regulación del clima, la satisfacción espiritual y el placer estético. En los últimos 50 años, los seres humanos han transformado los ecosistemas más rápida y extensamente que en ningún otro período de tiempo de la historia humana con el que se pueda comparar, en gran medida para resolver rápidamente las demandas crecientes de alimentos, agua dulce, madera, fibra y combustible. Esta transformación del planeta ha aportado considerables beneficios netos para el bienestar humano y el desarrollo económico. Pero no todas las regiones ni todos los grupos de personas se han beneficiado de este proceso ¿ de hecho, a muchos les ha perjudicado. Además, solo ahora se están poniendo de manifiesto los verdaderos costos asociados con esos beneficios.

Tres problemas principales relacionados con nuestra gestión de los ecosistemas del mundo están causando ya un perjuicio importante a las personas y disminuirán significativamente los beneficios que obtenemos de los ecosistemas a largo plazo:

¿ En primer lugar, de los servicios de los ecosistemas examinados por esta Evaluación, aproximadamente el 60% (15 de 24) se están degradando o se usan de manera no sostenible, con inclusión del agua dulce, la pesca de captura, la purificación del aire y del agua, la regulación del clima regional y local, los riesgos naturales y las pestes. Los costes totales de la pérdida y la degradación de estos servicios de los ecosistemas son difíciles de medir, pero los datos disponibles demuestran que son considerables y que van en aumento. Muchos servicios de los ecosistemas se han degradado como consecuencia de actuaciones llevadas a cabo para aumentar el suministro de otros servicios, como los alimentos. Estas elecciones y arreglos suelen desplazar los costos de la degradación de un grupo de personas a otro, o traspasan los costos a las generaciones futuras.

¿ En segundo lugar, se ha establecido, aunque los datos son incompletos, que los cambios que se han hecho en los ecosistemas están aumentando la probabilidad de cambios no lineales en los mismos (incluidos...

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