Informe de ponencia segundo debate proyecto de ley 238 de 2012 cámara 133 de 2012 senado - 22 de Mayo de 2013 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451043102

Informe de ponencia segundo debate proyecto de ley 238 de 2012 cámara 133 de 2012 senado

INFORME DE PONENCIA SEGUNDO DEBATE PROYECTO DE LEY 238 DE 2012 CÁMARA, 133 DE 2012 SENADOpor medio de la cual se aprueba ¿el Acuerdo Comercial entre Colombia y el Perú, por una parte, y la Unión Europea y sus Estados Miembros, por otra¿, firmado en Bruselas, Bélgica, el 26 de junio de 2012.

Bogotá, D. C., 15 de mayo de 2013

Honorable Representante

ÓSCAR DE JESÚS MARÍN

Presidente

Comisión Segunda Constitucional Permanente

Ciudad

Señor Presidente:

En cumplimiento del encargo encomendado por la Mesa Directiva de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, a través de Oficio número CSCP.3.2.2.02.815 / 13 (IS), del 7 de mayo de 2013, y de acuerdo con los artículos 169 numeral 2 y 171 de la Ley 5ª de 1992, procedemos a rendir informe de ponencia para segundo debate al Proyecto de ley número 238 de 2012 Cámara, 133 de 2012 Senado, por medio de la cual se aprueba ¿el Acuerdo Comercial entre Colombia y el Perú, por una parte, y la Unión Europea y sus Estados Miembros, por otra¿, firmado en Bruselas, Bélgica, el 26 de junio de 2012, presentado por la Ministra de Relaciones Exteriores, doctora María Ángela Holguín Cuéllar, y el Ministro de Industria y Comercio, doctor Sergio Díaz-Granados Guida, con radicación el día 5 de octubre del año 2012, de conformidad con los artículos 142 y 143 de la Ley 5ª de 1992 y 150 de la Constitución Política.

En consecuencia, los ponentes presentamos a consideración de la Plenaria de la Cámara de Representantes la presente ponencia organizada de acuerdo con el siguiente índice:

  1. Postura del Gobierno del señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos Calderón frente a los Tratados de Libre Comercio.

  2. Los Tratados de Libre Comercio como instrumentos de crecimiento de la economía colombiana.

  3. Apreciaciones de los logros obtenidos en los casos de los Tratados de Chile y México con la Unión Europea y el caso de NAFTA.

  4. Resultados a la fecha de los TLC firmados por Colombia, particularmente Suiza, Canadá y Estados Unidos.

  5. Colombia y el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea.

  6. Conclusiones y recomendaciones con respecto al sector lácteo de los foros llevados a cabo durante el tránsito del Proyecto de ley en Cámara de Representantes.

  7. Retos en materia de educación, infraestructura, revaluación, contrabando, medidas sanitarias y fitosanitarias, movilidad de personas y vigilancia.

  8. Marco Jurídico que respalda el Acuerdo de Libre Comercio (ALC).

  9. Argumentos complementarios de los Ponentes a favor de la ratificación de este Tratado.

  10. Texto del Acuerdo Comercial entre Colombia y el Perú, por una parte, y la Unión Europea y sus Estados Miembros, por otra, firmado en Bruselas, Bélgica, el 26 de junio de 2012.

  11. Proposición final.

  12. Postura del Gobierno del señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos Calderón frente a los Tratados de Libre Comercio

    El Plan de Desarrollo 2010-2014 ¿Prosperidad para Todos¿ del Presidente Santos expresa la importancia de los acuerdos comerciales internacionales en su calidad de ¿Soportes transversales de la prosperidad democrática¿, afirmando que ¿Colombia le ha apostado de manera consistente a un proceso de internacionalización sobre la base de reglas claras, estables y predecibles que gobiernen el comercio internacional¿ y resaltando la ¿necesidad de mejorar el acceso a otros destinos de exportación, para lo cual es importante la negociación y suscripción de nuevos Acuerdos de Libre Comercio¿[1][1]. De esta forma, el Plan de Desarrollo del actual gobierno manifiesta su prioridad en la firma y aplicación de acuerdos tales como Canadá, EFTA y Estados Unidos, entre otros; y el que hoy nos ocupa con especial relevancia, el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea.

    Por otra parte, desde el punto de vista nacional, la política de integración comercial y económica con las dinámicas globales no es novedosa, dado que viene desde hace algunas décadas siendo implementada como política de Estado en Colombia, acentuándose en los últimos veinte años desde los tiempos de la apertura económica, y manifestándose también de forma expresa en el programa de gobierno del Presidente Santos, quien manifestó en su discurso de posesión que los ¿vagones de la industria, del comercio y los servicios, son los mayores generadores de empleo y de prosperidad¿, por lo cual su programa de gobierno se caracterizaría, como en efecto ha sido, por ¿Colombia como nación llamada a jugar un papel muy relevante en los nuevos espacios globales, y a asumir el liderazgo que le corresponde en los escenarios internacionales¿[2][2].

    Por lo tanto, la apuesta de Colombia en este sentido consiste en aprovechar las oportunidades de diversificación, generación de empleo y de riqueza, estímulo a la inversión extranjera, fortalecimiento del sector exportador, diversificación de la oferta exportable y mejora de todo tipo de condiciones de acceso en beneficio de los bienes y servicios colombianos en las principales economías del mundo. Por esto, esta primera parte de la presente Ponencia realiza una presentación de la historia e importancia actual de los Tratados de Libre Comercio, finalizando por un análisis rápido de la forma en que han tenido lugar los acuerdos ya entrados en vigor en los años recientes como elemento de comparación esencial para demostrar la pertinencia de la firma de este tipo de acuerdos.

  13. Los Tratados de Libre Comercio como instrumentos de crecimiento de la economía colombiana

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    Uno de los fundamentos de la teoría actualmente aplicable en comercio internacional se basa en el principio de la ventaja comparativa de David Ricardo, la cual establece que ¿Un país tiene ventaja comparativa en la producción de un bien si el coste de oportunidad en la producción de dicho bien en términos de otros bienes es inferior en este país de lo que lo es en otros países¿ (1817)[3][3]. Dicho de otro modo, los países exportarán los bienes que su trabajo produce de forma relativamente más eficiente.

    Este presupuesto teórico, apoyado por una serie de acontecimientos históricos de crisis y bonanza internacional, daría pie a lo que se interpretó como la confirmación de que la especialización del trabajo internacional vía liberalización comercial podría ser considerada como una forma de repartir la riqueza de una manera más equitativa. En consecuencia, desde 1945 se empezaron a realizar grandes acuerdos comerciales de carácter global, y desde 1947 estos comenzaron a ejecutarse bajo la actuación del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT)[4][4]. El GATT, en el seno de las Naciones Unidas tendría un éxito relativo, aunque con posteridad, su figura evolucionaría para convertirse en la actual Organización Mundial de Comercio, OMC[5][5], en un afán de modernización y con miras la constitución de un nuevo orden económico mundial después de la caída de la Unión Soviética, los años de prosperidad en Europa y el desgaste de las propuestas económicas alternativas al sistema capitalista.

    Es así como la OMC surge a finales de 1993, en la Ronda de Uruguay (Octava Ronda de Negociaciones Mundiales), en la cual los negociadores redactaron un documento de más de 400 páginas de acuerdos, y más de 20.000 páginas de documentos suplementarios, que fueron finalmente suscritas en Marrakech, Marruecos, en 1994. Como resultado de dichas negociaciones, entre otras, el arancel medio cayó del 6,3% al 3,9%; se estableció un sub-acuerdo conocido como Acuerdo General sobre Comercio en Servicios (GATS); y, como ya se dijo, se creó la Organización Mundial del Comercio en remplazó del GATT.

    Vemos entonces que la OMC surge desde su fundación como una apuesta de vocación global por el libre mercado y la disolución de todo tipo de barreras al comercio, entre las que se consideraron además las barreras técnicas, sanitarias y normas de origen, entre otras. Así, en el marco del funcionamiento de la OMC, en 2001, se celebró la 4ª Ronda de Negociaciones en Doha, Qatar. Esta ronda se caracterizó en su momento por tratar de dar acceso a los productores agropecuarios de los países pobres a los países ricos y no sólo cubrió aspectos comerciales de bienes y servicios, sino que incorporó otros temas tales como propiedad intelectual y normas antimonopolio.

    Sin embargo, hoy en día, después de 12 años de negociaciones y a pesar de contar con un contexto global aparentemente propicio, la ronda de Doha no ha presentado a la fecha resultados concretos y según algunos analistas[6][6], dos de los principales problemas por los cuales la ronda no avanza son el número de países involucrados en las negociaciones (que para el 2001 era 155) y el hecho de que se proponga la liberalización completa de las manufacturas, servicios y agricultura en un foro tan amplio.

    Actualmente, ante el estancamiento generalizado de las negociaciones comerciales multilaterales y en particular Doha, que de acuerdo con ciertos cálculos le cuestan al mundo alrededor de US$280 billones de costo de oportunidad por año[7][7], muchos países se han enfocado en la búsqueda de alternativas regionales y bilaterales de negociación comercial. Una tendencia a la cual Colombia no ha sido ajena.

    Este es el contexto en el que tienen lugar los actuales Tratados de Libre Comercio, y el motivo por el cual dichos tratados no son novedosos en la historia de Colombia, como tampoco el proceso aperturista que este país viene implementando como política de estado desde hace un poco más de dos décadas. Sin embargo, recientemente la entrada en vigor del TLC con los Estados Unidos, Canadá y Suiza, entre otros, y la expectativa de entrada en vigor del TLC con la Unión Europea han causado un gran debate debido en parte a algunas posturas ideológicas tradicionalmente presentes en la arena política...

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